Manuel es licenciado en Administración y Dirección de Empresas, Master MBA y tiene tanto un físico agraciado como un don de gentes. Parece el ejecutivo perfecto, ha sido director comercial durante 8 años y ahora se plantea dar el salto a la dirección general de la empresa.
Sin embargo, ha contratado servicios de coaching ejecutivo con un coach certificado por AECOP para que le ayude a esa transición. ¿Pensaba Vd. que el coaching sólo busca los gaps o áreas de mejora del directivo? Pues no, también desarrolla puntos fuertes y equilibra el perfil directivo.
El caso de Manuel es uno de tantos directivos que son conscientes que para promocionar tienen que fortalece sus puntos fuertes y mejorar y esforzarse en sus áreas de mejora. Como no es un proceso mecánico y requiere una perseverancia y constancia altas, son muy pocos los directivos que logran en realidad su objetivo. El camino es difícil y pedregoso cuando está sólo ante el peligro, pero puede ser de gran ayuda pensar en un coach, un acompañante del viaje que le ayudara a darse cuenta de sus progresos y de sus potencialidades.
Es quizás como su espejo interior que le refleja sin juzgar sus competencias directivas. Pero eso si, Vd. puede mirar o darse la vuelta. Depende de Vd. Manuel salió muy contento de un proceso de coaching de 10 visitas en 6 meses. Su progreso fue lento pero constante. En los diferentes encuentros con el coach avanzó muy lento, quizás también esperaba algún cambio más drástico pero se dio cuenta que en las competencias directivas no sirven los cambios rápidos, sirve un darse cuenta continuo, un ser consciente de la propia situación y una auto-observación que permita corregir y reforzar las competencias.
Pero este proceso no proviene de la intuición, sino que Manuel fue evaluado sobre sus competencias por sus compañeros y superiores y fruto de esa evaluación detectó la necesidad de fortalecer su perfil competencial. Encontró que su liderazgo en la reuniones y en el trabajo en equipo era menor de lo que el pensaba. Suponía que con su experiencia de directivo era más que suficiente. Pero se dio cuenta que no. Que dirigir un grupo de personas es complejo y más aún cuando los tienes a todos en grupo mirándote. Las sesiones de coaching se centraron en la mejora de su liderazgo en equipos directivos. Luego la primera sesión de coaching estaba claramente centrada y provenía de una información completa de Manuel.
El coaching no es una experiencia intuitiva, el coach sabe que debe centrar sus esfuerzos en comprender el grado en que el directivo muestra su perfil de alto rendimiento en las situaciones a evaluar. Y en este sentido dirige sus esfuerzos por comprender aquellas áreas que el directivo utiliza claramente como apoyo porque son puntos fuertes, y que por lo tanto le despistan de otras áreas que acaba por no considerar por no ser puntos fuertes.
Manuel dejaba que los grupos funcionaran casi por sí solos en un concepto de trabajo poco eficiente. No asumía que él tenía que liderar y esforzarse por cada uno de los miembros del equipo sin prejuicios lo que le hacía perder tiempo, ideas y soluciones para la organización. En las primeras sesiones desarrolló sus puntos fuertes y delimitó las áreas de apoyo, haciéndose consciente de otras áreas que con consideraba. Eso supuso en la cuarta sesión una ruptura importante en su proceso. Se dio cuenta de la importancia de observar también esas áreas. En todo momento lo hizo desde la fortaleza y no desde la debilidad. Y el proceso fue muy positivo desde la primera sesión.
Es muy importante una actitud superadora y un optimismo de conseguir mantener esa competencia en un equilibrio de los diferentes comportamientos necesarios para el éxito. Los últimos encuentros fueron acompañados de conversaciones cargadas de experiencias de auto-observación del trabajo en equipo desarrollado en las últimas semanas. De repente, era mucho más consciente de todo y de todos. Eso fue un paso fundamental pues de repente adquiría muchas más información y era consciente de más cosas.
Eso le permitió asumir su rol y su necesidad de mejora. En la última sesión se dejó todo un camino abierto donde Manuel sabía que le quedaba mucho camino pero sabía que tenía las herramientas para hacerlo.
Nadie le había dicho qué hacer ni cómo hacerlo, sencillamente se concentraba más y era más consciente de su contexto.










